domingo, junio 26, 2005

Una pequeña opinión al pasar. Por Roland Drut

Una pequeña opinión al pasar:
Creo que hay momentos, en los cuales debemos reflexionar y re-pensar sobre determinadas situaciones que se vienen dando, para no arrepentirnos luego. Entiendo que mi planteo puede llegar a ser muy polémico, pero me gustaría que se llegara a verificar de que manera una situación puede verse desde otra, óptica y que vaya tomando un andarivel diferente. (Circular 11).
Comprendo perfectamente el sentido ideológico, referido a la cuestión sobre el cambio de religión, en los archivos pertinentes y el sentimiento de cada afectado.
¿Qué pasaría?, Si nos ponemos a pensar, si esta actitud de modificar la titularidad de una religión, forma parte de estigmatizarnos nosotros mismos. Bien sabido es, que durante mucho tiempo, en toda documentación, en Europa, aparecía la impronta, el sello: “JUIF”,”JUDE”,“J” (en letras presuntamente góticas). Evidentemente tenía el estricto sentido de identificarnos como tal. Todo esto lo sabemos y hubiéramos rogado para que no lo pusieran, pero era inevitable...
Ahora bien; Estamos insistiendo con esta reclamación para que vuelvan a tener la posibilidad de señalarnos como judíos. Tengo el firme convencimiento que sería muy importante, solicitar que se BORRE, cualquier tipo de indicación religiosa, color, etc. Debemos pretender vivir, en una sociedad donde la diversidad cultural esté desarrollada en su máxima fertilidad, y no es volviendo a sellar, lo que en otras latitudes tanto dolor nos ha significado, que solucionaremos nuestros problemas de identificación como judíos. Para ser más preciso y claro. Debemos propender y, lograr que en esta Argentina prosigamos bregando en contra de cualquier tipo de discriminación, religiosa, racial o lo que se le pueda ocurrir al funcionario o al político de turno. Concretando; Propongo que “Generaciones”, (una vez logrado el propósito ya conocido), luche por BORRAR todo vestigio de identificación, en cualquier Ministerio donde correspondiese, - a todos los habitantes del país sin excepción -. Considero que toda persona debe poder elegir libremente su culto. Y creo, que estamos todos de acuerdo en ello, pero entiendo imprescindible que nadie sea identificado, en ningún tipo de documentación.

jueves, junio 09, 2005

Felicitaciones, por Rolando Drut

No puedo menos que felicitar a todo el grupo, al cual pertenezco hace muy poco, por la labor dearrollada, en lo referente a la nefasta Circular número 11 y su ámplia derogación en el día de ayer.Yo jamás me había enterado de ella, ya que ingresé al país en el año 1952,normalmente por el puerto de Buenos Aires, y tengo entendido que no era de aplicación efectiva.Sin embargo, quiero destacar la activa acción de nuestra querida Diana, que es un ejemplo de empuje, de vigor y entusiasmo. Deberemos hacer notar a la comunidad Judía, que ejemplos de estas caracterízticas no se encuentran en los distintos estamentos de las variadas asociaciones de la colectividad judía de la Argentina. ¿Donde estan estos dirigentes que tanto dicen que hacen, en declamatorios discursos?¿Donde estan que no aparecieron, ni se enteraron seguramente? No acostumbro a enaltecer personaje alguno, pero pocas veces he visto luchadora tan tenáz y con los conceptos tan claros. No creo ser pueril, ni cursi, decir a todos los amigos del grupo que Diana, merece bien todo nuestro reconocimiento y un homenaje . El primero lo tiene en nuestros corazones y en el nombre de todos nuestros hermanos que yá no estan en este mundo . Roland

jueves, junio 02, 2005

¿HABIA TENIDO IMPORTANCIA?, por Rolando Drut

En tren de re-pensar sobre nuestras historias personales, Hélène me hizo reflexionar sobre valores perdidos, o qué me hicieron perder durante mi vida.
Me refiero a mi identidad como judío y el sentido de pertenencia a una comunidad en particular.
Nací en París, en el “Hopital Rothchild” (hospital Israelita), en plena ocupación y, naturalmente a un niño judío era necesario circuncisarlo. No era el momento más adecuado, para realizar dicha tarea, ni para festejo alguno. Mi padre había logrado ser liberado del Campo de Internación de “Bonne La Rollande”. Y encontrar un mohel, no era demasiado fácil. (Es la primera vez que escribo sobre el tema, como para ser difundido). Bueno, al nacer, ya obtengo el primer traspié en la constitución de mi identidad como judío. ¡No hay mohel¡ ¿Qué hacer? ¡Buena pregunta¡ se deben haber hecho mis padres ante tamaña encrucijada, ya que ambos habían recibido una educación judía. Hablaban Yiddish, y tuvieron su Bat y su Bar-Mitzvá. En plena guerra, en plena persecución, tienen que optar. Y optan. Deciden pedirle a un cirujano del hospital, que realice una “operación”, que nunca había efectuado anteriormente. Buena disposición, de parte del médico en cuestión, pero... resulta que un mohel, es un mohel y sabe hacer su trabajo... un sastre es un sastre... pero ¿un cirujano?...
Ocurre, hoy, debo confesar, (no digo que lo puedan mirar, ni verlo), que aquel pequeño inconveniente, producido al inicio de mi vida, tuvo y tiene la doble y eterna significación: lo que me ha sido dado como judío y lo que la circunstancia me ha quitado. Y como anécdota: la circuncisión fue mal realizada, (reitero no lo puedo mostrar, pero deben creerme, yo no miento).
Puede resultar una anécdota “cuasi” graciosa, pero no lo es, ya que ha significado a lo largo de mi vida, un recordatorio constante y diario de lo vivido. De grande, como Hélène, tuve que aprender, o volver a aprender, todo aquello que mis padres me transmitieron en una oralidad parcializada y apurada. Todo no se había perdido. (Aclaro que tuve 4 hijos).