domingo, mayo 04, 2008

Acto Cementerio La Tablada

Hubo más gente que lo habitual, pero no estuvieron quienes deberían haber estado: las escuelas de la red escolar judía. Hubo algunas presencias del área educativa, una representante del Vaad Hajinuj y la rectora del secundario del Sholem Aleijem y un alumno de 4° año. Los jóvenes presentes fueron una delegación del Consejo Juvenil Sionista Argentino de las tnuot de Hashomer Hatzair y Betar. Valeria Levin, de la primera agrupación, dijo palabras que nos llegaron a todos. Habló de quien fue Mordejai Anilevich, la persona, el joven que fue, no solo el héroe de bronce del que se habla siempre. Algunos sobrevivientes fueron acompañados por sus hijos y nietos, imagen alentadora y plena de esperanza. Hubo discursos de sobrevivientes, de representantes de instituciones, se encendieron las velas y las antorchas, en cada una el recuerdo y la honra a las víctimas, a los sobrevivientes, a los niños, a los intelectuales, a los luchadores, a los resistentes, a la memoria. Entre ausencias y presencias, se inauguró un monumento a la memoria de Anilevich y la gesta de los luchadores del gueto de Varsovia. Fue una mañana fresca, por momentos el sol nos calentaba el espíritu, y entre sombras y reflejos veíamos a los sobrevivientes llamados a encender las velas o las antorchas caminando con paso incierto, apoyados en bastones, mostrando que el paso del tiempo es irrevocable. Y los que somos más “jóvenes” sentimos la responsabilidad que nos cabe porque en muy poco tiempo estaremos solo nosotros.

Palabras de Diana Wang:

Zenus tenía 2 años y medio cuando fue entregado a una familia cristiana. No había otra forma de asegurar su supervivencia. Era 1942 en la ciudad de Stryj y los nazis debían dejar todo Judenrein. Mis padres, milagrosamente, quedaron vivos al terminar la Shoá pero nunca pudieron recuperar a su hijo, a Zenus. ¿Vive? ¿Está muerto? ¿Dónde está Zenus? Si es que murió ¿dónde recordarlo? ¿Dónde están nuestros muertos de la Shoá? ¿Dónde recordarlos?

En la matseive de mis padres que está a unos pocos metros de acá, hay una placa que recuerda a Zenus. Yo necesitaba tener un sitio donde honrarlo y recordarlo. Los ritos funerarios son una de las cosas que nos distinguen del resto de los mamíferos superiores. Los humanos necesitamos enterrar a nuestros muertos y dejar una señal que los recuerde. Sin una tumba, cada muerte es una pregunta abierta, una respuesta que no llega. ¿Dónde está? ¿Cómo fue? ¿Dónde dejar una piedra en su memoria?

Amigos, compañeros de ruta, representantes y delegados de instituciones, hoy estamos acá para llorar a nuestros muertos sin sepultura. Juntos tal vez encontremos algún consuelo. Una vez por año venimos a recordar las tumbas que nos fueron robadas y a prometer que seguiremos honrando su memoria. Es uno de los legados que los sobrevivientes, sus hijos y nietos hemos heredado.

Pero ¿cómo hacer para honrarlos? ¿Cómo hacer para enseñar lo que pasó y aprender de ello? ¿Es suficiente con contar la Shoá? ¿Alcanza con hablar del antisemitismo, de la industria de la muerte y de la deshumanización? ¿Alcanza con actos, homenajes y recordaciones a los que vamos siempre los mismos? En Generaciones de la Shoá creemos que no. Creemos que tenemos que encontrar otros discursos, otras formas de llegada a los jóvenes, aprovechar de los nuevos recursos y comprometer a los docentes y alumnos de un modo vivencial y responsable. La ausencia de escuelas hoy acá es un indicador que debemos tomar en cuenta, comprenderlo y obrar en consecuencia con métodos y programas acordes a los tiempos. Además de los recursos de transmisión y generación de compromiso, creemos que la honra a la memoria, y hay acá representantes de distintas instituciones que también se ocupan de ello, y todo trabajo que hagamos sobre la Shoá debería estar sostenido por tres columnas.

La primera es el relato de la Shoá en sus aspectos político- bélico, institucional y humano, el relato que conocemos y que podemos transmitir desde sus niveles elementales hasta lo de más alto nivel conceptual académico.

La segunda columna es la historia previa, el antes del antes, la vida judía que bullía en Europa en sus múltiples expresiones, en su polifacética riqueza y creatividad. De ahí venimos. Eso también somos y así se explica lo que fuimos capaces de hacer.

La tercera es la resistencia que le hemos opuesto a la bestia nazi, las infinitas formas en las que no nos dejamos quebrar: nos hambrearon, nos torturaron, son segregaron, nos humillaron, nos arrearon, nos asesinaron, nos quisieron borrar del planeta pero no lo consiguieron. Seguimos humanos, nuestro horizonte es el Bien, apostamos a la vida y creamos futuro.

Nosotros, ahora, somos la prueba porque aquí estamos.

Etiquetas:

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal